Héctor - El Maduro Perfumado

FateKendrick

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May 23, 2023
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Introducción:

Hola! Hace un rato me inspiré escribiendo un poco para relatar una de mis experiencias más recientes. Les advierto que la historia será un poco lenta, porque está basada en hechos reales. Alteré pequeños detalles de la historia para proteger la identidad de los involucrados... Bueno, todo excepto el nombre de Héctor, que le suma sex appeal.

Esta historia se ha ido desarrollando desde el año 2019, y sólo les puedo adelantar que la historia aún no ha tenido fin en la vida real. Nuevamente les advierto que tardará un poco en ponerse caliente jajaja así pasó realmente. Esto es un borrador de algo que escribí en una hora; si logra captar interés, les prometo una historia más detallada.

Espero que sea de su agrado, les dejo una primera parte:

Había llegado a este gimnasio de ejercicios funcionales justo después de la pandemia, hacían entrenamientos dirigidos cada 1 hora; no conocía a nadie ahí, pero con el tiempo fui frecuentando los mismos grupos de entrenamiento con los que me empecé a familiarizar más. Generalmente entrenaba una sola hora, porque me estaba costando un poco retomara vida fitness después de tanto encierro.

Un día estaba listo para irme, cuando entra un hombre maduro muy bien vestido y con un perfume tan rico que recuerdo hasta el día de hoy. No nos conocíamos, pero me dijo: "¿Ya te vas, campeón?, ¿no quieres entrenar con nosotros una vuelta más?". Se me hacía agua la boca por decirle que sí, pero en esos días yo estaba comenzando una relación que no prosperó mucho después, pero como persona fiel decidí volver a mi casa como había planeado, pero no dejaba de pensar en la invitación que me habían hecho.

Con el paso de las semanas lo veía más frecuentemente, pero no pasábamos del saludo. Escuché que se llama Héctor, así que comencé a saludarlo por su nombre. Él no dejaba de decirme "campeón", seguramente porque no era importante aprenderse mi nombre, pero a mí me gustaba... me hacía sentir sumiso dentro de mi fantasía, así que lo disfrutaba. Hubo un día que llegó otro chico nuevo, Daniel, y nos hicimos amigos porque le gustaba Star Wars y algunos videojuegos con buena narrativa, donde teníamos mucho de lo que hablar. Un día noté que Héctor saludó muy eufóricamente a Daniel, y después le hice la pregunta de por qué: resulta que Daniel es arquitecto y había trabajado hace muchos años para Héctor, por lo que ya se conocían bastante. Aproveché el momento para hacerle sutiles preguntas a Daniel sobre Héctor, como su estado civil... me dijo que no sabía.

A la semana siguiente, Daniel me escribe un WhatsApp diciendo: "le pregunté casualmente, y es separado, vive solo" junto a un emoji un tanto sugestivo. Era buena señal, así que no perdía las esperanzas de acercarme un poco más.

Hubo un día en que entré al camarín, y estaba Héctor conversando con otro chico. Realmente no recuerdo de qué estaban hablando, porque justo en el momento Héctor se había quitado la ropa interior y se había quedado así conversando, sin ningún pudor. Fue inevitable notar lo duro que se le veían las nalgas, y lo lleno de tatuajes que tenía el cuerpo debajo de la tenida que siempre usaba. Se estaba poniendo el short y me llamó la atención que no se había puesto ropa interior, por lo que aproveché de tocar el tema: "¿No te molesta hacer ejercicio sin ropa interior?".
 
Hola a todos :) gracias por leer, les dejo la continuación. Me disculpo de antemano por el suspenso, es una historia que se sigue desarrollando jaja
Sólo les adelantaré que han ocurrido más cositas...

Me dijo: "No campeón, estoy acostumbrado, siempre he entrenado así". En eso me pasó por la cabeza todas las veces que lo había visto entrenando desde lejos, cuando se le marcaba todo el culo en la banca o al momento de hacer sentadillas, todo ese tiempo estuvo con el pene al aire y el culo apretado con nada más que el short deportivo. Desde entonces siempre pensaba en eso cuando lo miraba de reojo, me imaginaba cómo se balanceaba su miembro cada vez que se movía.

Generalmente me encontraba conversando con mi amigo Daniel, y Héctor se acercaba a saludarnos y a conversar con él. Yo me limitaba a fingir que escuchaba mientras yo admiraba el cuerpo vestido de Héctor, pensando en todo lo que ya le había visto en los camarines. Daniel iba en auto la mayor parte del tiempo, y me pasaba a dejar a mi casa todos los días porque le quedaba de paso. Nunca tocamos el tema de Héctor, pero él sabía que yo sentía una atracción por él debido a mas situaciones, pero sólo era un amor platónico y la inspiración de mis fantasías nocturnas.

Hubo un día en que Daniel dejó de ir al gimnasio porque había comenzado una relación a distancia, por lo que todo su dinero extra se le empezó a ir en viajes para ver a su novia y eventualmente dejó el gimnasio definitivamente. Fue entonces cuando Héctor, sin dejar de llamarme campeón, comenzó a conversar más conmigo. Un día se ofreció a ir a dejarme cerca de mi casa, porque tenía que ir a buscar unos repuestos por ahí, por lo que acepté de la forma más natural que pude. Antes de irnos al auto, tomamos la respectiva ducha en los camarines y conversamos un poco más. Él había entrado a la primera ducha, que se cerraban con puertas que difuminaban un poco la visión pero aún así alcanzabas a ver lo que había. Eran un poco pequeñas por dentro, porque cuando vi en su puerta sólo podía ver cómo se marcaban sus nalgas contra el vidrio. Aprecié lo más que pude y me metí a la ducha que estaba justo al lado. Héctor me seguía conversando y yo le respondía de forma natural mientras veía cómo se despertaba mi pene, imaginando el cuerpo que se estaba frotando justo al lado. Me ofreció un poco de shampoo, por lo que pude ver cómo su brazo velludo me ofrecía una botella por arriba.

Mientras nos secábamos el cuerpo, totalmente desnudos y solos, él dejó a un lado su toalla y comenzó a revisar en su bolso muy profundamente. No pude evitar mirar para el lado y pude apreciar muy de cerca su pene. Estaba flácido, era de tamaño normal pero tenía un glande enorme que era imposible de esconder. En esa fracción de segundo me imaginaba arrodillado pidiéndole que me deje probar, no me podía quitar esa idea de la cabeza. Pensé en cerrar la puerta con seguro y declarar mis intenciones, entregarle mi cuerpo ahí mismo, entero. Héctor encontró lo que estaba buscando, y me sorprendió viendo su entrepierna. Se agarró el pene con una mano y dijo: "Por esto me gusta entrenar sin bóxers", mientras se apretaba el glande con los dedos. Y luego soltó una carcajada, donde aproveché de desviar la mirada y responderle la risa, una risa nerviosa. Entonces me ofreció un frasco: "Mira, este es uno de los perfumes que uso". Se acordaba del comentario que hice, realmente me había gustado su aroma, probablemente la razón por la que sentía atracción hacia él. "Ponte un poco y fíjate si te queda". Me roció un poco de perfume en la muñeca; la sacudí y la acerqué a mi nariz con los ojos cerrados... me transportó a todas esas fantasías que había tenido por las noches, donde imaginaba situaciones en las que Héctor me habría tenido gimiendo contra la pared, en el auto, en su casa, en las duchas... sentía que ese sería el aroma que quedaría impregnado en su habitación después de haberme penetrado toda la noche. "Sí, me gusta, este es muy rico... pero no es el mismo que traes ahora, ¿cierto?", le pregunté. "Noo, campeón, este es otro, uno árabe. Mira, siéntelo", me dijo mientras levantaba su cuello para que yo me acercara. Él es un poco más bajo que yo, por lo que de todos modos iba a tener que agacharme un poco para sentirlo. Me acerqué lentamente y aproveché cada segundo, sólo cerré los ojos cuando ya podía sentir su respiración en mi cuerpo... me estaba calentando demasiado, y alguien podría entrar en cualquier momento. Me había distraído tanto, que no había notado que mi toalla estaba en el suelo y ambos estábamos completamente desnudos olfateando nuestros cuellos. Atiné a alejarme lentamente para recoger mi toalla, pero tenía que decir algo.
 
Uffff como me ha calentado el relato, quiero ver cómo termina todo
Jeje, muchas gracias!
Tengo un "capítulo" más ya redactado y puedo escribir uno o dos más según lo que falta contar, pero esperaré unos días más porque aún siguen pasando cositas... de hecho hoy probablemente nos veamos otra vez :kissing:
 
Hola a todos! Me disculpo mucho por el retraso, he tenido unos problemas urgentes que no me han permitido estar en el mood necesario para narrar cosas. Mañana tengo tarde libre, así que de compensación les dejaré un capítulo de larga duración.

Perdón!!
 
Lo prometido es deuda!! Disculpen mucho la demora:

"Está rico ese también, igual voy a ver si se me pega en la piel el que me pasaste". Nos continuamos secando los cuerpos, pero en ningún momento sentí que Héctor estuviese mirando el mío, así que asumí que todo había sido sin dobles intenciones, al menos de su parte. Llegué a mi casa y estaba completamente solo por un par de horas, así que me dirigí inmediatamente a mi habitación para buscar en un bolso escondido todos mis utensilios sexuales: lubricante, un dildo de 16 cm. y un dildo negro de 23 cm. El tamaño de Héctor era más similar al primer dildo, por lo que tomé un segundo baño mucho más profundo, lubriqué completamente el dildo pequeño y comencé a insertar el juguete entre mis glúteos para alimentar mi fresca fantasía.

Al comienzo se sintió helado el glande, pero estaba tan caliente que sólo pasaron unos segundos cuando ya lo tenía completamente dentro. Lo comencé a meter con mayor velocidad mientras sentía el olor del perfume que Héctor me había rociado en la muñeca, pensaba que estaba montando a ese hombre mientras su cuerpo entero generaba ese exquisito olor entre sudor y perfume que me llegaba cada vez que agitaba su culo frente a mí después de una sesión de entrenamiento. Al cerrar los ojos podía imaginar a ese hombre metiendo y sacando su jugoso pene de mi cuerpo, con algunos gemidos que se me escapaban a veces al haber llegado al borde de mi límite de tolerancia. Héctor me diría: "Dale campeón, un poquito más, tú puedes" y yo ya estaría abriéndole mi culo para recibirlo entero una vez más, y más, y más... Héctor es ese tipo de hombre que te cuida y te protege, cualquiera podría enamorarse de él. Es un caballero. Pero Héctor también tiene su lado oscuro, y aunque no lo admitamos, es por ese lado oscuro que quienes gustamos de hombres mayores nos sentimos tan atraídos por ellos. Ese lado oscuro continúa siendo un caballero, pero ahora es un hombre desnudo sentado en un sillón ofreciéndote algo para comer. Sigue siendo un caballero, pero si quieres puedes ponerte coqueto y comerte el paquete entero con la boca hasta que tu garganta no pueda más. Pero sigue siendo un caballero, y después de que hayas disfrutado tu comida te ofrece que tomes asiento. El tamaño del miembro, en esta parte de la fantasía, nunca ha importado realmente, puedes imaginar el que más te guste. Héctor debe ser un caballero así, y me tiene de rodillas en mi propio baño dándome placer con un juguete de goma de 16 centímetros. Algunos hombres en mi pasado se han impresionado de lo dócil que es mi ano, incluso comparándolos con vaginas... supongo que es un cumplido. Con un poco más de lubricante inserté el dildo otra vez para seguir los jugueteos pensando en Héctor, pero llegó ese momento en donde te acostumbraste tanto al tamaño del pene que te están metiendo, que comienza a escucharse un claro sonido más líquido. Personalmente me encanta ese sonido; para algunos significa que comienza la fase del placer, por desgracia, para mí significaba que puede entrarme algo más grande.

Me paré como pude, con las piernas ya cansadas y lavé rápidamente el segundo dildo de 23cm. Lo cubrí completamente de lubricante y no necesité de mucho esfuerzo para introducirlo lentamente hasta llegar a una distancia cómoda para comenzar a acostumbrarme al nuevo grosor. El tamaño de Héctor claramente no era como lo que me estaba metiendo en este momento, pero aún así lograba pensar en una fantasía donde él estuviese presente. Ahora mismo me imaginaba que Héctor me esperaba en su cama con uno de sus trabajadores. Héctor todavía era un caballero, te ofrece una copa y se sirve un whisky mientras toma asiento en un sillón alejado de la cama. Tú sabes lo que tienes que hacer por él, y sin que te lo pida, comienzas a darle un espectáculo. Probablemente ni sabes qué idioma habla el hombre que tienes al lado, pero ya te encuentras con la garganta llena del pene de un hombre que Héctor te acaba de presentar. Nunca te lo pidió, pero estás haciendo exactamente lo que quiere. Sin embargo, es un caballero que siempre exige el uso de protección entre sus trabajadores y tú, para que quede claro que eres de su propiedad. El perfume de ese hombre, que tenía aún en mi piel, me convertía en una versión mucho más sumisa de mí. Dentro de mi fantasía, tenía que sostenerme las piernas por tiempos prolongados, desde distintos ángulos, mientras uno de sus trabajadores te utilizaba como objeto de placer para ambos. Ese pene negro llega dentro de mí a lugares que los que Héctor no puede llegar. Me he estado metiendo tanto el dildo, que ya no necesito nada más de esfuerzo para que entre y salga. Es entonces en ese momento, en que se acelera la fantasía hasta el momento en que estaría a solas con Héctor otra vez. Con el cuerpo destruido y agotado sobre esa cama, solos por fin, pero cubierto de sudor y otros líquidos del cuerpo de un hombre que estará trabajando desde las 08:00 hrs. con Héctor cada día por el resto del año. Como es un hombre gentil, se limitará a tocarte con la yema de sus dedos alrededor de esa zona que ya tienes demasiado irritada. Pero es una petición, una silenciosa.
Tú sabes que tienes que darle un round más para que él pueda depositar todo su esperma dentro de ti. Es entonces cuando retiro el dildo grande para volver al primero de 16 cm., con un poco de lubricante para no terminar herido y comencé a introducirlo lentamente aunque no fuese necesario. Héctor estaría tocándome los pezones mientras me sostiene por detrás para introducir gentilmente su miembro desnudo. Sigue siendo un caballero, pero tú todavía quieres ver ese lado oscuro que no quiere mostrar. Quieres que te lo esté metiendo tan duro y tan rápido como puedas aguantar, porque acaba de ver con sus propios ojos cómo recibías de uno mucho más grande y largo. Yo quería verlo así. Sin ninguna oposición estaría recibiendo sus embestidas hasta la hora que fuese necesario. Héctor me diría: "Sigue campeón, tú puedes más", y dentro de mi fantasía sonaría a otra cosa. Estaba tan concentrado en la imaginación, que ni sentí el momento en que ya estaba arrodillado masturbándome mientras me sentaba enérgicamente contra el dildo grande otra vez. Ya quería acabar, quería eyacular, así que continué el proceso hasta que ya no pude más y expulsé una cantidad de leche que me venía aguantando desde el momento en que me desperté. Manché un poco del piso, toallas y la pantalla de mi celular. Volviendo de golpe a la realidad, tuve que limpiar y secar rápidamente mi celular con una parte que no estuviese húmeda de la toalla que también ensucié.
No tuve una mejor idea que buscar una excusa para escribirle casualmente a Héctor. Se me ocurrió la brillante idea de escribirle que el perfume que me había puesto en el camarín del gimnasio (probablemente hace 2 horas atrás) aún se sentía en mi piel después de 2 duchas.
Me respondió: "Jaja, ¿te duchaste otra vez?".
No supe qué responder, porque apenas ahí se me cruzó por la mente que Héctor ya había adivinado exactamente todo lo que acababa de hacer. Tuve que poner: "sí, es que se me había olvidado usar shampoo". Entonces responde: "Ahh jaja, buena". Y viene un pequeño silencio.
En un par de minutos me llega otro de Héctor preguntando: "Oye, ¿qué vas a hacer este finde?". Obviamente nada. Con otro par de mensajes me comentó que el sábado haría algo en su casa, con amigos de todas partes y quería que yo fuese un rato. Siendo día miércoles, aún quedaba el día viernes para coincidir con Héctor en el gimnasio y alimentar un poco más las fantasías, así que por supuesto le dije que iría. "Jaja ya campeón, un abrazo, me voy a hacer unas cosas", y se desconectó.

Cuando llegó el viernes, me llevé una pequeña decepción porque al llegar al gimnasio noté que Héctor no había llegado en el horario de siempre, no lo veía por ninguna parte. Hice mi rutina de 1 hr. sin mucha motivación y luego me fui a dar una refrescante y solitaria ducha, porque Héctor no había llegado. Ya me estaba comenzando a secar cerca de la banca, cuando Héctor abre la puerta y entra con su bolso a ponerse cerca de mi lado. "Chuu campeón, no alcancé a llegar, ¿cómo estuvo?". Me paré un poco para mostrarle lo cansado que había quedado y aproveché de decirle: "Estos ejercicios eran más fáciles cuando tenía más poto". Y mientras Héctor se desnudaba rápidamente para ponerse su ropa deportiva e irse a entrenar , me responde con una sonrisa y tono más serio: "Pero si todavía tienes harto poto, campeón". Hubo un pequeño silencio, pero sentí que ya me había lanzado al vacío y tenía que seguir un poco más. "Está más apretado, se siente más duro, pero antes se veía más grande". Héctor terminaba de ordenar sus cosas, y ya completamente vestido cerraba su bolso. No me había respondido, pero me miraba con una sonrisa y un pequeño gesto de "No no", pero contento. Insistí un poco más, para que le quedara claro que no estaba bromeando. "Puedes tocar si quieres".
Fue todo cosa de segundos, pero en ese momento el ambiente cambió drásticamente. Él ya no se estaba riendo ni diciendo que no... estaba apretando suavemente mi glúteo derecho para sentirlo. Me costó un poquito entender que esta vez no se trataba de ninguna fantasía y realmente estaba ocurriendo algo. Héctor todavía no decía palabra alguna, pero me acariciaba cada vez más cerca de esos pelitos que tengo cerca de la zona que días antes estuvo recibiendo múltiples juguetes llenos de lubricante. Sus dedos eran muy ásperos y estaban igual de secos que mi interior, pero estaba muy cálido y le iba a permitir entrar sin problemas. Aproveché el momento para sentir con mi propia mano derecha el tamaño de su pene sobre la ropa deportiva. Como no llevaba ropa interior, sólo me separaba una casa de tela de lo que tanto deseaba. Sus dedos todavía acariciaban ciegamente mi culo y nadie decía una sola palabra. Me entró un poco de miedo, porque alguien podría entrar en cualquier momento, pero ya estaba listo a entregarle todo a Héctor.
Es en ese momento, donde nos interrumpe desde afuera la voz del entrenador, gritando el nombre de Héctor para que saliese rápido y pudiesen comenzar la clase. El ambiente se rompió en un segundo y él se fue a lavar las manos para salir rápidamente junto a sus cosas, sin decir nada más que: "Nos vemos mañana campeón, chao!". A pesar de que ese primer acercamiento había sido tan efímero, me quedé con ese áspero cosquilleo que se sintieron los dedos de Héctor con los que tantas pajas me había corrido desde el día en que lo conocí. Antes de que alguien me encontrase así de desnudo otra vez, me seguí secando y vistiendo como pretendía hacer la primera vez. No lo vi otra vez al salir, así que me fui sin saber nada más de él hasta horas antes de la noche del sábado.
"Hola campeón ;) ya está llegando la gente, te mando la ubicación para que vengas cuando quieras". Había pensado en escribirle otra vez para recordarle la invitación que me hizo, pero me daba mucha vergüenza iniciar una conversación normal después de que tuvo uno o dos dedos dentro de mí el día anterior. Me llamó un poco la atención que ya hubiese llegado gente antes, pero ciegamente no lo cuestioné en ese momento. Estaba echado en mi cama viendo La Casa de Papel, así que ducharse y salir tampoco era un mal plan. Sólo por sea caso, me di una ducha completa y profunda antes de vestirme y partir hacia la dirección que me había enviado Héctor junto a su mensaje.