Historias De Calzones Robados En Español

Hace un par de nocheviejas me fui a casa de unos amigos a una fiesta. Eran varios chicos que compartían piso, y uno de ellos siempre me había molado mucho. Es un chaval hetero grandote que hace mucho deporte todos los días. A mi siempre me flipaba encontrarmelo o ir a su casa porque su olor me ponía enfermo.

esa noche estando de fiesta le pude ver el rabo meando y estuvimos haciendo bromas de lo tocho que tenía el rabo. Era super ancho, una pintaza brutal. Cuando ya terminaba la noche este chico se fue a casa de su follamiga y yo me quedé a dormir en su cuarto. Me quité la ropa y me metí en su cama a dormir. Me puse malísimo porque la habitación olía muchísimo a macho, era como si este tío estuviera ahí despues de haber entrenado.

Cuando empezaba a pajearme entre las sábanas encontré una puta maravilla: unos calzones suyos usados y con un buen lefote humedo, imagino que serían de un pajote suyo de esa tarde. Me puse esos gayumbos en la cara y los estuve lamiendo y esnifando a muerte. Nunca una lefa me había sabido tan rica como esa, fue una locura poder probar su leche y que él ni lo supiera. No sabeis como olían los gayumbos a sus huevos bien sudados, y la parte del culo era otra locura. Se juntaban la lefa con el olor a sudor.

me corrí como una bestia y volví a usar esos mismos gayumbos por la parte de dentro para limpiarme mi lefa. Al dia siguiente se los puse con la ropa limpia. Nunca supe si los llegó a llevar puestos con mi lefa seca, pero me vuelve loco pensar que su rabo ha estado restregandose con mi lefa en sus gayumbos.
 
Hace tiempo me gustaba mucho un amigo mío. Era de pelo castaño, alto, delgado y con un cuerpazo que te cagabas encima porque hacía natación, así que imaginaos.

El caso es que un día fui a su casa a tomar cerveza y a pasar el rato por la noche tan normal. Estando ya allí, no sabéis la de cosas sucias que me imaginaba en mi cabeza que podrían pasar entre nosotros dos porque estabamos los dos solos y porque mi colega me ponía cachondísimo. Total que de tanto beber cerveza me acabaron dando ganas de entrar a su baño. Allí me encontré lo que jamás imaginé que me encontraría: su mochila de natación abierta y colgada en el baño con uno de sus calzoncillos sobresaliendo.

En ese momento me puse malísimo de pensar que los había llevado puestos y sudados del camino que va de su club de natación hasta su casa. Mientras meaba, dudé si cogerlos o no porque la verdad que no sabía qué hacer por miedo a que notase algo o a que tardase más de la cuenta, pero en menos de 5 segundos ya tenía esos malditos calzoncillos restregándolos por mi cara. Y joder... efectivamente se los había puesto tras hacer deporte porque olían a una mezcla entre sudor y olor corporal bien fuerte que hacían excitarme muchísimo. Es el mejor olor que recuerdo en toda mi puta vida porque encima la parte de dentro olía a una mezcla entre su polla y sus huevos que jamás olvidaré.

Me la meneaba rápido mientras esnifaba ese jodido calzoncillo. Y aunque no llegué a correrme en el momento para no tardar mucho en salir, cada poco rato o así volvía al baño con la excusa de mear para volverlos a coger de nuevo y disfrutar de esa delicia.